Muy pronto, la puerta permanecerá abierta. No más dulces besos de buenas noches. No más risas con canciones tontas o expresiones dramáticas cuando las historias toman un giro sorprendente.

Como todos los padres de crianza, tenemos una opción.

Una elección para seguir fomentando y para expandir nuestro corazón una y otra vez.

Una elección de participar en un sistema que tiene golpes, magulladuras y roturas para cambiar la vida de un niño y su futuro.

Una opción para extender la gracia a los padres biológicos, a los trabajadores del DHS, a otras familias de acogida, a los que nos rodean que dicen "Yo nunca podría..."

Una opción para responder a la llamada y decir "sí" al próximo niño dulce que necesita un refugio seguro.

Una opción para reemplazar rutinas cómodas con citas de terapia, evaluaciones, visitas de abogados y asistentes sociales.

Una elección de amar de formas extraordinarias cuando duele, cuando no tiene sentido, cuando parece una locura.

Una opción para elegir esperanza, alegría, paz y paciencia en lugar de miedo, ansiedad o ira.

Esta noche nos vamos a dormir ya afligidos por este niño que dejará un profundo vacío en nuestra familia y en nuestro hogar.

Sin embargo, mañana nos despertaremos con opciones.

Elegimos amar con abandono. Elegimos la gracia en lugar del juicio. Elegimos la esperanza en lugar del miedo. Elegimos la determinación en lugar de la desesperación. Elegimos fomentar.

–Madre adoptiva en Oregón

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